martes, 1 de julio de 2014

Opción B) Capítulo 1




B) No decir nada. Total, no voy a rebajarme a su nivel.

Esta chica acaba de insultarme. ¿Por qué motivo lo hará? La miro una vez más y me guardo el comentario que le iba a soltar. No es buena idea pelear delante de toda esta gente. Ella espera una respuesta de mi parte, pero como no la obtiene, Liam interviene.

—Diría por tu apariencia que también eres una niña rica. ¿Por qué no tenemos la fiesta en paz y sigues comiendo? —sugiere mi amigo con diplomacia. Ella se sonroja y fija su vista en su comida. No habla en todo el rato que estamos comiendo. Aun así, me siento incómoda ante su presencia.

Me asombro por la facilidad que tiene Liam de actuar normal. ¡Es que a este chico no le afecta nada! Desde que lo conozco, no lo he visto alterado ni una sola vez. Me pregunto por qué será... ¿Un carácter seguro de sí mismo?

La hora del almuerzo llega a su fin y veo de refilón cómo la chica asiática salta de su asiento como si le quemara. Me mira con odio y se larga de aquí. Miro a Liam, quien lleva su bandeja a la basura.

—¿Has visto cómo me ha mirado? —pregunto y me da un escalofrío.
—Has hecho bien no entrando en su juego. Apuesto a que venía con segundas intenciones. —adivina mi amigo. No lo veo de esa manera, pero bueno.
—¿Qué vas a hacer ahora? —pregunto dejando la bandeja en su respectivo lugar. Todos hemos formado filas para tirar la comida y apilar las bandejas en su sitio. Liam se acomoda las gafas y sonríe.
—Nada importante. —dice.
—Ya veo. ¿Por qué no...?

Justo en ese momento se acerca Angel y me palmea la espalda. Liam lo mira dándole la bienvenida.

—¿Quién era la chica nueva? —pregunta emocionado —. Parecía estar buena. —ruedo los ojos y Liam camina más rápido. Nos estamos alejando del comedor.
—Buscaba problemas. —dice simplemente Liam. Angel arquea una ceja.
—¿Y eso?
—No es nada, solo ha dicho algo impertinente. —soluciono fácilmente, pero a Angel no le ha gustado mi contestación.
—¿A ti?
—Si, a ella. —obvia Liam. Angel pone los ojos en blanco.
—Qué raro, no parecía esa clase de chica... —piensa Angel para sí mismo.

Estamos en el campus y yo debería irme a mi casa. El entrenamiento de tenis comienza a las seis y media y debo estar preparada.

—¿Ya te vas a casa? ¿Y qué pasa con las dos clases que nos quedan? —pregunta Liam. Angel se rasca la cabeza.
—¡Tío, es verdad! Ahh, qué asco de día. —se queja y nos reímos.
—¿Y qué hacemos entonces? —pregunto dando una patada a una piedrecilla del camino.
—Podríamos quedarnos en el césped, tumbados. —sugiere Angel bostezando —. Me está entrando sueño.
—¿Y tú cuándo no tienes sueño? —inquiero poniendo los brazos en jarras. Liam me corea.
—Es cierto. Según los últimos años que llevo contigo, duermes un sesenta por ciento del día, lo que serían unas...
—Vale, vale. Deja las matemáticas un segundo, Einstein. ¿Vamos al césped o no? Hace un buen día.



Al final nos dirigimos al parquecillo que hay justo al lado del instituto y Angel se tira en el césped. Lo bueno de esta ciudad es que mantiene toda la vegetación en condiciones. La gente aquí es muy limpia y recoge todas las cacas de los perros... En definitiva, te puedes tumbar en cualquier parte del parque porque no te llevarás sorpresas desagradables. Y ver a los estudiantes tumbados en el césped es lo más normal del mundo. Liam y yo hemos optado por sentarnos en un banco cercano, mi amigo aprovecha para leer algo y yo miro mi móvil. Una llamada perdida. ¿Quién podría ser...? Miro el nombre y me tenso enseguida. Comienzo a sudar y Liam se da cuenta.

—¿Qué sucede? —pregunta preocupado. Angel se incorpora en el suelo. Sonrío como si nada pasara.
—Nada, es un familiar. Me ha llamado antes y no lo he oído. —guardo el móvil en la mochila y me levanto, estirándome.
—¿Te vas? —pregunta Angel.
—Ni hablar, aquí se está muy a gusto. ¿Podrías dejarme un hueco a tu lado? Quiero dormir un poco antes de que empiecen las clases. —pido bostezando. Todo menos volver a mi casa... Angel asiente con una gran sonrisa y me abre los brazos.
—Ven con tu querido Angel... —sonrío y me tumbo a su lado, con cuidado de que no se me suba la falda. Liam suspira.
—Ya no sois unos críos pero seguís haciendo estas tonterías... —se queja mirándonos con desaprobación. Angel chista.
—¡Eres un abuelete! Ven y túmbate con nosotros. —anima mi amigo rubio. Liam arquea una ceja.
—Ni hablar. —reímos a carcajada limpia.

En los brazos de Angel, me quedé frita. Tanto así que el tiempo pasó muy rápido y las cuatro de la tarde llegaron muy rápido. Es Liam quien me despierta amablemente.

—Despierta, bella durmiente. —musita Liam muy cerca de mí. Agrando los ojos y me incorporo rápidamente haciendo que chocara con la cabeza de mi amigo. Auch, eso ha dolido.
—¡Eres una bruta! —exclama el herido.
—Lo siento, pero me has sorprendido. ¡No te pongas tan cerca de mí! —exclamo sonrojada. No me gusta que me miren de cerca. Liam se aproxima a mi rostro y sonríe de medio lado.
—¿Y por qué no? —frunzo el ceño muy sonrojada. ¿Cómo que por qué no? ¡Porque no!
—Chicos, ¿qué hacéis? —pregunta Angel, quien aparece con tres cafés en la mano. Me alejo de Liam enseguida y éste me sigue con la mirada y una sonrisilla impertinente.
—Nada. Umm, café. ¡Gracias! —me acerco a Angel y le quito uno. Luego le pego un sorbo y me quemo la lengua. Mis amigos se ríen de mí. ¡Qué novedad!
—Parecéis una parejita... —comenta Liam detrás de mí. Angel y yo lo miramos con los ojos entrecerrados y decimos a la vez:
—¡Cállate! —pero no puedo evitar sonrojarme...

*~*~*~*

Después de las clases y del entrenamiento de tenis, vuelvo a casa acompañada por Angel. Os recuerdo que vive a unas manzanas de mi hogar. Así pues, estamos caminando tranquilamente cuando recuerdo lo de su novia.

—¿De verdad no te importa que tu ex esté en California? —Angel se encoge de hombros.
—Mentiría si te dijera que no la echo de menos, pero tanto como importarme mucho... no. —me sonríe sin preocupaciones y me quedo anonadada.
—¡Cada día me sorprendes más! —le digo muy enserio. Él carcajea. Luego se hace el silencio entre nosotros.
—Oye, ¿te ha incomodado lo que ha dicho Liam? —pregunta de repente. Pienso un poco y lo recuerdo.
—¿Lo de que parecemos una pareja? No, es solo una de sus bromas. —le resto importancia y él asiente. Pero en el fondo de mi corazón me ha puesto feliz.
—Si, es verdad. Oye, ¿qué te parece si vamos al cine este sábado? —pregunta muy excitado.
—Bueno, creo que no tengo cosas que hacer. Así que... ¿Por qué no? ¡Ah, pero hay que decírselo a Liam también! —claramente el rostro de mi amigo cambia por uno serio —.¿Qué pasa?
—Nada, está bien. Coméntaselo tú mañana. —veo cómo se rasca la cabeza y mira a otro lado. ¿Qué he dicho?

Al fin llegamos a mi casa y nos despedimos. Angel me da sendos besos en las mejillas y nos abrazamos. Es algo normal entre nosotros, no vayáis a pensaros otra cosa. Así pues, entro en el bloque de apartamentos y subo las escaleras de dos en dos. Hoy estoy contenta, a excepción de esa llamada de mi tía Vanessa. Esa mujer me ha desquiciado y maltratado toda la vida. Mi padre y ella son hermanos, por lo que son tal para cual. Unos seres mezquinos que no me quieren ver ni en pintura. Para mi mala suerte, mi tía viene cada dos por tres al apartamento para ver si cuido de la casa adecuadamente. Mi padre se lo ha pedido expresamente, y lo lleva haciendo desde que tengo doce años. Temo a esa mujer, y me da vergüenza admitirlo, pero es la simple verdad.

Saco las llaves de mi bolsillo y, nada más meterlas en la cerradura, se abre la puerta con brusquedad. Ese que ha abierto la puerta antes de que girara la llave es mi padre, quien me mira con furia contenida.

—Pasa, Peyton. —pronuncia cada palabra con odio disimulado. Tiemblo imperceptiblemente, sé lo que me espera...

Pero al final, le hago caso y, cuando mi padre cierra la puerta tras de sí, comienza a gritar.

—¡Qué horas son estas de llegar! No has cocinado ni limpiado la casa. ¡Ya sabes que odio vivir con suciedad! —hace gestos muy bruscos y retrocedo.
—Padre, ahora me pongo a ello. He tenido clases por la tarde y también el club de tenis... —mi padre se acerca demasiado hasta que me pega un empujón que me empotra con la pared. Dios, me duele la espalda.
—¡No son excusas! Elimina el club ahora mismo. No te quiero fuera de la casa mucho tiempo. —finaliza distanciándose de mí. Suspiro aliviada y me llevo la mano al corazón. Por suerte no me ha golpeado.
—Está bien. Iré a hacer la cena...

*~*~*~*

Pasaron cuatro días y por fin es viernes. Por culpa de mi padre no puedo seguir en el club de tenis y me entristece. A mí me gustaba. Pero bueno, no puedo hacer nada. Tengo que contentarlo, o si no se enfadará. Son las tres de la tarde, y mis amigos han tenido que hacer cosas, por lo que estoy sola en la biblioteca. Es inútil estudiar, todavía no nos han dado suficiente materia como para hacerlo. Aun así, estoy haciendo algunos resúmenes de Historia. De momento no hay nadie en la biblioteca y lo aprecio, estar sola es reconfortante. Aun así... De pronto, alguien entra y se sienta en una mesa próxima a la mía. Está de espaldas, y lo único que puedo ver es su larga cabellera negra. Me levanto segura de que es la chica nueva y me acerco a su mesa. Miro por encima y ella se gira de repente, asustándome.

—¿Qué quieres? —inquiere llevándose un mechón detrás de la oreja. Trago saliva, me ha pillado antes de tiempo.
—Solo quería hablar contigo. Me parece que empezamos con mal pie. —me sincero y ella guarda silencio.
—Si, claro... —aun me habla con superioridad y me molesta su actitud. Me siento enfrente de ella y apoyo mis codos en la mesa.
—¿Por qué me llamaste así? Me parece que eres más rica que yo. —aseguro mirando su collar. Es de plata y parece una luna menguante. Inmediatamente se lo guarda dentro de la camisa.
—Me recordaste a alguien irritante, solo eso. Además... en ese momento estaba alterada. —asume su responsabilidad y sonrío.
—Me llamo Peyton, voy a segundo curso. ¿Y tú? —le tiendo la mano y ella me mira de un modo neutral. Iba a quitar la mano cuando me la estrecha y agrando mi sonrisa.
—Natalie, también de ese curso. —nos soltamos las manos.
—¿A cual?
—A 2º A.
—¡Vaya! De ciencias, ¡igual que yo! ¿Qué quieres estudiar en la universidad? —pregunto contenta.
—Medicina. —de pronto, su rostro se vuelve más frío.
—Eh... yo quiero ser bióloga. Son ramas parecidas. —admito sacando otro tema —. Bueno, Natalie. ¿Te importa si estudio contigo? Es que me aburro sola. —ella siente como si no le importara y me levanto a por mis cosas.

Parece que es una buena chica...

*~*~*~*

El día siguiente llegó rápido, y con él la cita con Angel y Liam. Estoy muy feliz de poder pasar un sábado con mis amigos. A mi padre no le hace gracia que pase tiempo con ellos, pero le he mentido diciendo que iba a salir con una amiga a tomar algo. Así que no hay problema. Miro el reloj, son las seis de la tarde y los estoy esperando en el centro comercial. La película empezará dentro de unos minutos y no sé a qué esperan. Conociéndolos seguro que pedirán palomitas, chuches... y eso llevará algo de tiempo. Suspiro, ¡qué tardones! Para la ocasión me he puesto unos vaqueros ajustados y una camisa de tirantes verde. También me he puesto un poco de tacón para no parecer tan enana. Me he hecho una trenza de lado y me he puesto maquillaje suave.

—¡Siento el retraso! —exclama Angel corriendo hacia mí. Cuando llega, se apoya en una columna y jadea. Me río de él.
—No pasa nada, hombre. ¿Y Liam? —miro detrás de él sin verle. Angel se rasca la cabeza un poco apenado.
—Verás, no puede venir. Le ha surgido algo con su familia. Dice que lo siente.
—Vaya. Bueno, otra vez será. ¿Vamos a comprar palomitas? —sugiero caminando hacia el puesto de golosinas. Él me sigue sonriendo.
—¡Claro!

A las seis y cuarto nos encontramos sentados en una de las filas del medio. La pantalla es enorme y estamos a oscuras. Los anuncios previos a la película todavía no acaban, pero mi amigo ya se zampa las golosinas. A penas hay gente y me extraño. Bueno, la película que se estrena no es muy buena que digamos, es de terror, pero tiene un presupuesto bastante bajo. Así que no creo que me asuste demasiado. Liam estaba en contra de ver una película de miedo desde el principio, pero al final Angel y yo ganamos. ¡Nos encantan! 

 

Angel vuelve a coger palomitas y le palmeo la mano.

—No cojas más que todavía no empieza la película. —susurro para que nadie nos oiga. Él pone pucheros.
—Pero yo quiero... —las aparto de él y le saco la lengua.
—He dicho que no. También he pagado y no me estoy comiendo ninguna. ¡Metes la mano hasta el fondo y no me dejas coger! —susurro cerca de él para que me oiga. Angel no deja de sonreír, y por algún motivo yo tampoco puedo.

Estamos los dos solos, viendo una película como dos mejores amigos pero... ¿por qué mi corazón late tan rápido? Estamos demasiado cerca, debe ser eso. La mano de mi amigo roza la mía, la cual está en el reposabrazos. La alejo instintivamente y él me mira de reojo. Mierda, me ha pillado observándole. Me pongo colorada. Él se inclina hacia mí.

—Perdona, ¿te molesta mi brazo? —me susurra en la oreja. Un escalofrío me recorre la espalda de arriba abajo y siento las mejillas arder.
—N-no. Para nada. Pensé que yo te molestaba a ti. —digo confundida. Vuelvo a dejar mi mano cerca de la suya y él sonríe, relajado.
—Solo disfruta la película...

En ese momento comienza y todos se callan. Vaya, no puedo concentrarme en lo que hablan. Solo tengo los sentidos puestos en Angel. ¿Qué me pasa? Espera un momento... él y yo + cine +película de terror+ palomitas = ¡cita! Dios mío, esto se parece a una cita en toda regla. Empiezo a sudar. ¿Qué debo hacer? Ya es demasiado tarde como para retirarme. Bueno, tranquila, esto es una salida de amigos, no hay porque ponerse nerviosa.

Los minutos pasan y la película logra atraparme, dejando de pensar en Angel. Trata de una familia muy unida. El padre es un ejecutivo muy importante y tiene una hija adolescente. En su barrio han sucedido varios asesinatos y todos apuntan a que el culpable es el padre. Pero su hija no quiere creerlo. Entonces, en una de las últimas escenas, el padre de familia ha acorralado a su hija en el sótano y está a punto de matarla. Ella grita y agrando los ojos, sufriendo como si fuera ella. En mi mente tengo el rostro de mi padre muy cerca del mío, susurrando palabras odiosas: escoria, basura, niña no deseada, asesina... Está a punto de matarme con un hacha, como el de la película, y yo no paro de gritar.

—¡Ahhhhhh! —grito sin poder controlarme —. ¡Socorro! ¡Ayudadme! —la gente no se percata de mi reacción porque al mismo tiempo la protagonista empieza a gritar, pero Angel se gira de inmediato y me zarandea por los hombros.
—Peyton, eh, Peyton. Tranquilízate, es solo una película. ¿Me escuchas? —no puedo verle bien a causa de las lágrimas acumuladas en mis ojos. La imágen se sucede una y otra vez en mi mente y no me puedo controlar —. Eh, nena, tranquila. Vámonos de aquí. —al levantarnos noto las miradas de la gente en nosotros. Pero nada me importa. No puedo seguir así...

Ya fuera del cine, estoy sentada en un banco del centro comercial. Angel se ha ido a por un vaso de agua. Todavía tiemblo por las imágenes tan reales que cruzan mi mente. Cierro los ojos y trato de calmarme. Él no está aquí, no puede matarme.

—¿Te encuentras mejor? —pregunta Angel sentándose a mi lado y tendiéndome el vaso con agua. Lo miro triste.
—Si, gracias. —bebo el contenido del vaso y luego lo dejo entre mis manos. Angel me acaricia la espalda.
—¿Ha sido por la película? —chasquea la lengua —. Mierda, era demasiado fuerte para ti. Lo siento. —se disculpa y niego con la cabeza.
—Para nada... la película no... no tiene nada que ver. —susurro angustiada. Angel agarra mi barbilla y hace que le mire.
—Eh, Peyton, no tienes que mentir más. ¿Qué te atormenta? Llevo un tiempo notándote rara. —confiesa de repente haciéndome sentir peor. Mierda, no puedo contarle que mi padre me maltrata. Él me mataría. Intento sonreír para dejarle tranquilo.
—No me ocurre nada. De verdad. Solo ha sido... esa escena. Solo eso. —miento. Él lo sabe, pero se hace el tonto.
—Vale, pues... —se levanta de un salto y me tiende una mano —. Vamos a hacer que la señorita se divierta. —me sonríe abiertamente y le cojo la mano. Él me levanta sin esfuerzo y me guiña un ojo.
—¿A dónde iremos ahora? —pregunto un poco mejor. Quizá si me distrae puedo volver a la normalidad. Él parece pensar, luego señala una tienda.
—¡Vamos a probarte ropa! —lo miro como si estuviera loco.
—¡Pero si odias ir de compras! —exclamo estupefacta. Él sonríe.
—Pero a ti te encanta, ¿no?
—Si, pero...
—¡Pues no hay nada más que hablar! Vamos. —me arrastra literalmente y entramos en H&M. Dios, aquí hay una ropa chulísima.



Me vuelvo loca y atravieso todo el local en un santiamén. En medio de tanta gente, he perdido a mi amigo, y un empleado de la tienda me asalta.

—¿Puedo ayudarte en algo? —pregunta un hombre bastante guapo, de ojos verdes y sonrisa fácil. Vaya, qué guapo es.
—Quisiera una falda vaquera. —le digo sonriendo. Él asiente.
—¿Talla? —me sonrojo.
—Treinta y ocho. —asiente y va en busca de la prenda. Cuando la tiene, vuelve y me la tiende. Es una falda preciosa, con volantes y cremalleras.
—¡Gracias! Me la probaré enseguida. —él me sonríe, pero no me deja marchar.
—Para mí que te verías bien con algo como esto... —saca otra prenda de un perchero y me la muestra. Es un vestido muy bonito, de colores beige y naranjas. Es de manga corta y tiene un escote pronunciado. Me sonrojo.
—Bueno... yo... —en ese momento viene Angel y me da la mano. Sorprendida, miro cómo fulmina con la mirada al dependiente y éste nos mira sorprendido.
—Deme el vestido, me lo mostrará a mí. —asegura convencido Angel. Agrando los ojos si eso es posible y dejo que me arrastre a los vestuarios. Ya a solas, le increpo.
—¿Qué ha sido eso? —pregunto aun con la mano de Angel unida a la mía. Tiene el ceño fruncido y un adorable sonrojo en el rostro.
—No me gustaba ese tipo. Seguro que quería ligar contigo. —asegura apretando mi mano. Vaya, no sabía que tendría celos...
—¿Y qué si así fuera? No he tenido novio nunca y ya va siendo hora. —pienso un momento. Angel pone cara de pocos amigos.
—Ni hablar, todavía eres una cría.
—¡Pero si casi cumplo dieciocho! Y tú también. —intento zafarme de su mano, pero él la une más. Me siento avergonzada. Estamos solos en los vestuarios, él me lanza una mirada que nunca antes había visto. Sus ojos verdes penetran mi alma y me siento desnuda. El corazón me late desbocado y no logro controlarlo.

Poco a poco, él me acorrala contra la pared y nuestros rostros se acercan cada vez más. Entorno los ojos esperando el beso y, sin embargo, unas personas que entran en los vestuarios nos interrumpen. Angel se aleja de un salto y yo miro al suelo, avergonzada.

¿Qué a sido eso? Dios, me llevo una mano a la boca y lo miro. Él parece tan avergonzado como yo y me entran ganas de reír. Las chicas que merodean por aquí nos observan con unas sonrisas poco disimuladas. ¡Qué vergüenza! Entro rápidamente al vestidor y trato de tranquilizarme. Ha sido muy raro. ¿Angel y yo tratando de besarnos? ¡Imposible!

Entre el estupor que tengo, me pruebo la falda vaquera, me sienta de maravilla. Salgo del cambiador y trato de parecer natural. Angel alza la cabeza cuando me ve salir y sonríe aun sonrojado. Lo veo adorable. Y me extraña... Normalmente con las chicas se comporta como un verdadero idiota, pero conmigo...

—Te sienta muy bien. Tus piernas son bonitas. —agrando los ojos y me tapo con la cortina del cambiador.
—¡No digas eso! —oigo las risas de las chicas de al lado. ¡Qué bochorno!

Me quito la falda y me pruebo el vestido que el empleado tan majo me dio. Cuando me miro en el espejo me pongo más colorada si es posible. ¿De verdad puedo salir con esto a la calle? Es muy ajustado, el escote me llega por encima del ombligo y es demasiado corto. Intento estirarlo hacia abajo, pero no cede. Mierda, esto no se lo enseño a Angel. Voy a quitármelo cuando el susodicho entra en el cambiador y me mira sonriente. En cuanto me echa un vistazo más profundo se le cambia la cara por una más roja.

—Te ves bastante sexy con ese vestido. —admite sin apartar la vista de mi pecho. ¡Parece un perro en celo!
—¡Sal de aquí o grito! —intento taparme con mis brazos, y en eso que me tropiezo con mis tacones y casi caigo al suelo de culo, pero mi amigo me sujeta a tiempo y nos quedamos muy juntos.
—Eres muy guapa... —y dicho esto, me besa.

Así de simple. Me está besando. Mi mejor amigo me besa. ¡Coño que me están besando!

—¡Espera! —exclamo entre sus besos. Él no se detiene. Sus labios son firmes y suaves a la vez. Me están tentando a seguir. Es muy placentero. Nunca lo había experimentado, pero me encanta. Sus manos estrechan mi cintura con firmeza y yo paso mis manos por su pelo rubio y corto. Vale, admito que me gusta un poco. Seguimos un poco más hasta que la falta de oxígeno nos impide seguir. Abro los ojos y veo que este chico de ángel no tiene nada. Sus ojos arden en fuego y sus labios piden más. Creo que por una vez me dejaré llevar...

Volvemos a besarnos y esta vez me empotra contra la pared. Su cuerpo está muy cerca del mío y sus manos acarician mis piernas desnudas. Abrimos nuestras bocas y él introduce su lengua en mi cavidad. Gimo por la intrusión, pero pronto saboreo su lengua y me vuelvo loca.

—Peyton... —susurra entre jadeos y me derrito.
—Angel...—un momento. Si, es Angel, mi atolondrado amigo. Estamos haciendo cosas guarras en un cambiador de H&M, se supone que somos mejores amigos y, entonces... ¿qué está ocurriendo aquí?

Lo separo de repente y le miro angustiada. Dios, ¡no puedo hacer esto! Terminar una amistad como la nuestra por una locura como esta. ¡Ni hablar! Me llevo la mano a los labios y los siento arder. Angel no para de mirarme, se vuelve a acercar.

—Peyton, me atraes. Y creo que yo a ti también. —asegura sin complicaciones. Si fuera tan sencillo...
—No podemos. Es algo sucio. No está bien. Sal de aquí, voy a cambiarme.

*~*~*~*

De regreso a casa, la luna ya se alza en el cielo y Angel tiene la moto preparada. Él tiene permiso de conducir, pero no utiliza muy a menudo su moto. Hoy la ha traído consigo porque sabía que Liam no iba a venir. Él deja las bolsas de compra en su maletín y se monta en la moto. Tiene una cara muy seria. Yo hago lo mismo detrás de él, sin agarrarme a su cintura. Él suspira mientras arranca.

—Si no te sujetas te caerás. —chasqueo la lengua y le hago caso. Al final me aferro a su cintura. Es tan ancho de hombros... y tiene una buena espalda. No por nada es el número uno en baloncesto. Dios, si al final va a ser un buen partido pero...

El regreso a mi casa fue lo más horrible de mi vida. No hablamos nada y eso me ponía peor. Cuando me bajo de la moto, cojo las bolsas con la ropa y nos despedimos.

—Buenas noches, y gracias. —musito mirando a otro lado. Angel me sujeta del brazo cuando me iba a ir.
—Peyton, lo siento. No debí haberte besado. —de espaldas como estoy, no puede ver mi rostro deprimido.
—Adiós. —digo y me quito su contacto ardiente.

No quiero que vea que estoy mal por sus palabras. ¿Se arrepiente de haberme besado? ¡Pues podría al menos callárselo!

Al entrar en mi casa, lo primero que veo es un desorden monumental. Hay vajilla rota por el suelo, la ropa de mi armario esparcida por ahí... Algunos de mis libros del instituto están rotos y también en el suelo. ¿Pero qué ha pasado aquí? Me adentro en el comedor y no veo nada. Está todo a oscuras. Cuando enciendo la luz, puedo ver claramente a mi padre sentado en el sofá, con una copa de coñac en la mano. Me mira con unos ojos hundidos. Instintivamente huyo de allí e iba a entrar a mi cuarto, pero él es rápido y me agarra del cabello antes de que pudiera escapar.

—¿Dónde has estado, eh? —duele.
—¡Te lo dije antes! Con una amiga. —contesto quejándome. Él me tira con más fuerza y grito de dolor.
—¡No me mientas! —empiezo a llorar.
—No lo hago... —deja mi cabello en paz y me empuja hasta que me doy contra la pared. Él comienza a pegarme en la cara.
—¡¡Mientes!! Estabas con un chico. ¡Te he dicho mil veces que no pasees a solas con un chico! ¿Qué pasaría conmigo entonces, eh? ¡Los rumores...! —frunzo el ceño.
—¿Qué rumores, padre? ¡No hay de qué preocuparse, yo...! —vuelve a pegarme antes de terminar la frase.
—¡Cállate zorra asesina! ¡Por tu culpa ahora tu madre no está conmigo! —se separa de mí y se lleva la mano al rostro. Está sudando y tensa la mandíbula —. ¡No debí haberme casado con una puta de España! Por su culpa ahora tengo que cargar contigo. —musita abatido. Se arrodilla en el suelo y mira a la nada. Yo aprovecho para huir de la escena y entro a mi cuarto cerrando el pestillo.

Tengo miedo...

*~*~*~*

A mí siempre me han tratado como si fuera un demonio. Algo malo que hay que erradicar de este mundo. Me he criado con palabras como "inútil", "mierda", "niña no deseada", "asesina"... Me lo creía todo, claro. Era una cría. Y aún hoy sigo martirizándome por ello. Quizá en verdad soy un ser que no debió existir nunca. ¿Lo soy? ¿Esta vida es la que tengo porque la merezco? ¿Maté a mi madre al nacer? Si, por supuesto, ella no está aquí. Sentimientos negativos, eso es todo lo que puedo albergar en mi mente cada vez que estoy en casa. La casa de mi padre. Parece que soy un lastre, jamás le contentaré. Por muy buenas notas que saque, por muy bien que haga las cosas... nunca seré alguien digno para él porque maté a su mujer. Lloro a menudo en la soledad de mi habitación, sin que nadie me vea pues debo ser un ejemplo de hija. Claro, tengo que ejercer de modelo para el bienestar social de mi padre. Me odio, lo odio, ¡odio a todo el mundo! ¿Por qué nací sin ser deseada?

Estoy muerta en vida...

No sabía que esa frase sería tan literal cuando pasaran unos años...


5 comentarios:

  1. Como puedes ver elegí la opción B. Payton es como mi viva imagen, bajita, quiere estudiar Biología como yo lo hice, le gusta Angel (*¬*)... aunque me da mucha pena lo que le pasa en casa... con lo buena chica que es. Quiero pegar a su padre ¬.¬
    El beso me ha matado. Tengo el corazón en la garganta de los nervios! Está PERFECTO!
    Como tú me dijiste a mí actualiza más a menudo :P No, en serio, tómate el tiempo que necesites, porque sé lo que cuesta sacar nuestros mundos hacia afuera. Todo sea porque quede genial.
    Me has encandilado por completo con 4 Latidos y para qué negarlo, Angel me ha enamorado (Es un Aidan pero más bueno. Obviamente los rubios me encantan *¬*)
    Y ya voy a dejar de escribir que va a terminar siendo mi comentario más largo que el propio capítulo xD
    Un beso :3

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  2. ¡Hola! ^-^ Jajaja, no lo había pensado, ¡pero es verdad! xD Peyton es como tú. Verás cómo evoluciona su situación a lo largo de la historia. Según elijas pasará una cosa u otra (o eso tengo planeado). ¿Te gusta entonces Angel no? Jaja, ayer cuando leí tu historia me dije que Aidan se parecía a Angel (aunque tu personaje es más malo xD) Peeero, hay otro chico que es peor que Angel (ya lo verás a su debido tiempo, jeje)

    En fin, muchas gracias por leer y comentar, ¡me haces muy feliz! =D ¡Un besazo y ya te avisaré cuando suba la continuación! <3

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  3. Angel me tiene loca *¬*
    Aidan es muy cruel, pero Angel es mi chico perfecto, mujeriego pero dulce con la chica especial para él..pfff.. babeo por él...
    Estoy deseando seguir eligiendo caminos y saber mucho más sobre mi amiga (porque ya es como mi amiga) Payton, su relación con Angel, Liam, y esa chica nueva que me tiene intrigada.
    Admito que ahora estoy ansiosa por saber de ese chico que es peor que Angel.... ¬/////¬
    Estaré esperando como un perrito meneando la cola *w*

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    1. Jajaja, ahora mismo he subido la continuación del otro camino (creo que hasta yo me lío con eso jaja) Mañana toca la continuación del B). ^-^ Y estoy segura de que pronto averiguarás lo del otro chico peor que Angel xD

      Por cierto, ¿las letras de las entradas se ven muy grandes? Es que yo utilizo un portatil pequeño y cuando pongo las letras tamaño normal se ven muy pequeñas. No sé :$ Pero si se ven muy grandes las pongo más pequeñas. ¿A tí como te salen?

      ¡Un saludo! :3

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  4. Salen muy bien. Yo tengo un probook que es más grande que un portátil normal y se ve todo muy bien. Te lo dice una "experta" en páginas web, que me he pasado un año haciendo trabajos de blogs y tal. Los colores son muy armoniosos e invitan a seguir mirando la página y eso es muy difícil, así que te felicito.
    Chico peor que Angel....no sé si me suena muy bien o mal *w*
    Lo primero que haré mañana es meterme en tu blog!
    Besos :3 :3

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